Gran parte de los habitantes de Quito desconoce que el agua que se distribuye en la ciudad proviene de los páramos. El cerro abastecedor más antiguo es el Atacazo, pero este frágil ecosistema necesita de vigilancia. Esperanza es guarda páramo y trabaja en el Área de Conservación Hídrica Atacazo, preservando el líquido vital que desciende desde 4 463 m. hasta los hogares del centro y sur de Quito.
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