Vivir al lado del mar es una experiencia que nos enseña a conocerlo, a respetarlo, a prever sus cambios y también a no temerle.
Tales son las mismas posturas personales frente a la aparente insondabilidad del futuro y a la capacidad de atreverse a adentrarse en él.
Ya sea incorporando prácticas, tecnología o simplemente comportamientos que conllevan cambios en nuestras pautas personales, el futuro es un agente dinamizador de nuestro propio coraje y nos invita a zambullirnos en él ya desde nuestro propio Presente.
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